Efímera belleza que traes de la mano
que todo lo mundano se logre conquistar
y sueles transformarte en bien tan perseguido
que al fin, ya conseguido, comienza a declinar.
Regalas, con tu guiño, la gloria pasajera,
y eres la quimera que sueñan alcanzar
las almas que en lo vano centrando van la vida
que suele ser perdida tras tu frivolidad.
Envidia es lo que dejas, envidia y desazones
y en todas tus razones escondes vanidad;
humillas a tu paso y hieres con tu manto
tornándote un espanto al avanzar la edad.
Por eso, cruel Señora, prefiero prescindirte
y a riesgo, yo , de herirte, te he de confesar
que a todos tus favores renuncio convencida,
porque yo de la Vida, espero mucho más...
Poesía recomendada: Las Mujeres Perfectas
Comentarios
Interesantes letras acerca de esa belleza obsesivamente perseguida y que al final siempre se va.
Tu impecable estilo se destaca!
Te abrazo!