Una vez conocí a un Vidente; parecía que Él lo sabía todo. Todo lo que me decía estaba destinado a suceder. Me cuidaba mucho; tal vez, demasiado. Y nunca se equivocaba. Él me amaba; yo lo amaba, las lágrimas por su Partida jamás cesaron. Él habita mi visión y descansa en mi corazón.
En la eternidad de su amor sigo siendo la Niña de sus Ojos.
A mi Padre🌹
Dr: Aldo Alberto Marianetti
1/10/2015
Mariela Marianetti
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