Desde la oscuridad
todo se ve tan claro...
Parte 1
Juan Sartré, un hombre apuesto y muy afortunado, vivía una vida urbana indescifrable; uno podía observar como sus días transcurrían frenéticamente entre su trabajo diurno en el Despacho, el Gym, clases de inglés y salidas nocturnas que comenzaban con la previa en El Casco y no cesaban hasta pasadas las 6 ó 7 de la mañana, lo que le dejaba poco tiempo para despejar y hacer funcional su mente brillante.
Ser Secretaria Ejecutiva de tal galán seudoa adolescente pero ya cuarentón, le daba a Monique cierta ventaja sobre las demás mujeres. Ella lo sabía todo sobre el Yupie más deseado de CentralMovie; ella, la chica menos llamativa de toda la Corporación, tenía control absoluto sobre la vida y obra de el hombre por quien todas morían, y a quien le profesaba devoción absoluta.
Ella estaba habituada a los desplantes y contradicciones de su jefe, el temperamento del hombre oscilaba entre la calma y la irascibilidad, con tal facilidad, que era absolutamente impredecible su día. Normalmente él ni la miraba cuando daba indicaciones; ni cuándo preguntaba sobre su agenda; o cuando debía re programar un cita; mas Monique siempre sonreía aunque él ni siquiera supiera el color de su sonrisa.
Entre las obligaciones de Monique, estaban incluídas organizar los encuentros con sus tres novias; sí, sí, El Sr. Sartré tenía tres pasiones ocultas que se repartían en cada una de las actividades que realizaba.
La profesora de Inglés, Miss Lily; su entrenadora personal, Claudia; y una de las Strippers de El Casco, llamada Mechi, a quien el hombre frecuentaba de forma asidua y por quien, dicen, sentía una pasión peculiar.
Por eso, la noche que Juan desapareció, la policía no supo bien por dónde comenzar, pero Monique sí...
Continuará...
Ella estaba habituada a los desplantes y contradicciones de su jefe, el temperamento del hombre oscilaba entre la calma y la irascibilidad, con tal facilidad, que era absolutamente impredecible su día. Normalmente él ni la miraba cuando daba indicaciones; ni cuándo preguntaba sobre su agenda; o cuando debía re programar un cita; mas Monique siempre sonreía aunque él ni siquiera supiera el color de su sonrisa.
Entre las obligaciones de Monique, estaban incluídas organizar los encuentros con sus tres novias; sí, sí, El Sr. Sartré tenía tres pasiones ocultas que se repartían en cada una de las actividades que realizaba.
La profesora de Inglés, Miss Lily; su entrenadora personal, Claudia; y una de las Strippers de El Casco, llamada Mechi, a quien el hombre frecuentaba de forma asidua y por quien, dicen, sentía una pasión peculiar.
Por eso, la noche que Juan desapareció, la policía no supo bien por dónde comenzar, pero Monique sí...
Continuará...
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