No todos los amores son claros
y, aún así, en sus continuas penumbras,
ambiguedades
y zozobras,
uno persiste en llamarlo Amor
Claroscuro,
levedad eterna,
llanura sinuosa
dibujada sobre los
restos de todo
que inundan la nada
deseada
y abyecta.
Magra plenitud
erguida
sobre la fálica silueta
de un nombre que
solo recuerda
el olvido.
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