-!Mami!
-Sí, hijo
- Te quiero decir algo...
- Sí, corazón, te escucho.
-Quería que supieras que yo nunca te voy a dejar.
-Es bueno saberlo, querido- la madre lo acaricia sonriendo mientras él la mira serio. Y luego agrega.- En serio, mami, nunca voy a dejarte...
La madre lo abraza fuerte y pregunta:
-¿Por qué me dices que nunca vas a dejarme?
El hijo responde:
-Porque quiero que siempre lo recuerdes. Aunque un día no me puedas ver, yo siempre voy a estar contigo.
La madre toma su carita con su mano, acaricia su sedoso cabello, lo mira fijo y pregunta:
-¿ Y por qué un día yo no podría verte?
El niño, acariciando la mano de su madre le responde:
- Porque un día puedo estar en la escuela y vos podes sentirte muy solita, y aunque yo no pueda estar cerca tuyo, siempre estaré contigo.
La madre sonríe, lo abraza y le responde:
- Lo sé, hijo, lo sé; sé que siempre estarás conmigo, al igual que yo siempre estaré con vos.
En ese instante, los dos se abrazan con amor, el niño la besa y comienza a dormir mientras su madre lo arropa. Luego, con sus pies casi sobre el piso, la madre apaga la luz, lo mira con ojos emocionados, arroja un beso al aire y camina por el pasillo para desaparecer, finalmente, tras el umbral de la puerta de su alcoba.
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