Uno siempre se enamora
de quien nunca nos adora.
de quien guarda cual tesoro
otro nombre en su interior,
y nos quiere porque somos
del amor, lo que más tangible,
lo seguro, lo decible,
lo que ama con pasión.
Se conforma como puede
con la vida que lo quiere
aunque sangre por las noches
otra esencia como cruz
y es un día que nos dice
que aún duelen cicatrices
mas seguimos cual felices
tortolitos de ilusión.
Ignoramos porque amamos
y con éso nos quedamos
eligiendo, a conciencia,
una absurda realidad,
aceptamos convencidos
que es amor lo más querido
y el infierno tan temido
nos comienza a abrazar...
Y ardemos, convencidos, en la certeza de la duda eterna.