El amor de mi vida tiene escrito en su alma mi nombre, mas,
no me llama, sólo me pronuncia entre miradas cálidas y serenas;
no me escribe, sólo me dibuja sobre lienzos poblados de deseos
tornándome la musa que inspira todos sus sueños.
Él jamás recitará mi poesía ni le dirá a la luna cuanto me ama,
sin embargo, soy la fuente de la que bebe su eterna juventud;
y sé, porque lo siento, que
soy sus ganas, su tiempo y el sentido de sus días,
y aunque nunca reciba entre mis brazos
cielos, soles o estrellas prometidas
él es mi fiel y único compañero en mi frágil estancia en esta vida.
!Y yo... lo amo con locura!
A mi esposo Alejandro

Poesía de amor