Tengo en el alma una pena
un suplicio con condena
que me quema el corazón.
Es de sombras y de olvidos
de recuerdos no vividos
y de eterna decepción.
Una pena tan amarga
que de ausencias es tan larga
como largo es el adiós.
Un tormento, un quejido
que quebrado y ya roído
es la cruz de mi pasión.
Y es que mi pena es tan larga
silenciosa y siempre magra
y me rompe el corazón.
A los recuerdos que durmieron para siempre
en el oscuro rincón de los olvidos
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