Anatomía de una mente sin culpas
Ella observa con recelo a la noche
como plagada de sueños
y no sabe que aquí se está tan cerca
de lo impredecible.
Los nudos atan su voz de encierro
como si el destierro fuese su existencia
dejándola tan fuera del sol y a oscuras...
Hoy, sobre la arena llueve con voz de
nostalgia y el eco del adiós
se pronuncia frente al azar;
mientras, un cerco impone distancia
de lo imposible y la sal vive
en estado de acecho en su corazón.
El silencio grita una presencia indeseada
y ella, algunos instantes, aún sonríe frente a mi espejo...
Otra Poesía: El jardín de los Recuerdos