Acaso te preguntas, aún, en tu reniego
por la mujer herida de dulce suspirar,
y nunca te respondes, en tan insomne juego,
que a quien uno no ama no debe ilusionar.
Es que no sabes, hombre, aquel que al amor juega
no logra entre sus trampas la esencia capturar,
y ve como se esfuma, y ve extinguirse el fuego
tornándose en cenizas lo que debió aflorar.
Es que nunca supiste sanar con esperanzas
heridas tan profundas que no debiste dar,
por falta de coraje, por distraerte luego
no besaste la mano que se ofrecía en par.
No sabes que en la vida quien no es capaz de darse
merece la condena de ver la soledad
aferrada a su alma robándole el sosiego
de saberse querido por quien no volverá.
Por eso no te extrañe que ella se marchite
si ya la flor sin vida no puede revivir,
por más que le prometas; por más que sea tu ruego,
lo que nunca se quiso se condenó a morir.
By Mariela
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