Desde niña me cautivó la idea. Siempre pensé que ellos podían ser un umbral hacia un mundo desconocido. La capacidad de reflejarnos les otorga poder. Si, si, ya sé, ustedes dirán que he dejado mi cordura enredada en algún libro de ciencia ficción; pero, en verdad, pienso que ellos, los Espejos, pueden influir en nuestras vidas ( y en nuestras muertes).
Si no me creen, escuchen esta Leyenda Urbana, sucedida en algún lugar del mundo. Para aquellos que no saben quién soy, ni dónde vivo, los ubico: Soy Lolita Torrez y ahora vivo en Las Compuertas, en algún punto entre el Hemisferio Norte y el Hemisferio Sur.
Bueno, como les decía, esta Leyenda dice que quien se refleja en un espejo, a la luz de una vela, el día que el cielo se oscurezca con un eclipse total, adquiere la Inmortalidad. Claro, no es tan sencillo, se comenta que deben pagar un precio; ellos, cada año, deben llevarse a un recién nacido. Sólo llevarlo, criarlos como propios y hacerlos esperar hasta el próximo eclipse total.
No, no... no se rían, es cierto. Conozco un caso que traspaso el umbral de la muerte. La persona de la que hablo siempre tuvo un deseo ferviente de vivir eternamente. Su mayor temor era envejecer y enfermar. Sé, de fuente fidedigna, que vio a todos sus seres amados enfermar uno a uno y no quiso tener ese destino. Esperaba pacientemente un eclipse, lo esperó por años y, a la edad de 25 años; mientras asomaba la luna esplendorosa, sucedió. La oscuridad se apoderó de la tierra. El manto oscuro cubrió la noche como si el día fuese pasado.
Cuentan que en aquella época no existía más luz que la de una vela, ni pronósticos astronómicos a los que atenerse; así que , cuando las tinieblas avanzaron, corrió a su cuarto y trajo el viejo espejo de su abuela. Un espejo con forma de óvalo, enfocado a su rostro. Posó su rostro en él, alumbrada por la flama y obtuvo lo que deseaba; condensó la vida en el espejo, conjurando a la vejez a no suceder jamás..
Luego, ya no pudo dormir la muerte eterna, quedó congelada en su edad, sin sufrir de vejez...mejor dicho, sin sufrir. Desde aquella noche su alma durmió a cualquier sentimiento, sólo transita la vida sin final.
Para quienes tienen dudas, no es un vampiro, tampoco ningún monstruito post-moderno. Sin embargo, los conoce, ella sabe de su existencia. Es testigo de su predación, pero no se involucra con ellos.
Esta persona es cualquiera mezclada con la gente en los suburbios. Se alimenta normalmente e intenta adaptarse a los cambios del mundo. No tiene dolores, amores o decepciones; solo vive una vida camaleónica, mudándose de ciudad cada tanto ( para no despertar sospechas). El único poder que tiene es el del reflejo. Puede reflejarse en los sueños de otros.
Normalmente, aparece en los sueños de las madres cuyos hijos se va a llevar. En caso de no aparecer en sueños, es el rostro que se dibuja tras la madre cuando ella mira un espejo. Comienza como una premonición, para luego transformarse en una triste realidad !Si ellas supieran que sus hijos viven eternamente, no tienen sufrimientos ni dolores, ellas mismas los entregarían! !No tendría que robarlos de sus cunas mientras duermen!
Esta persona es cualquiera mezclada con la gente en los suburbios. Se alimenta normalmente e intenta adaptarse a los cambios del mundo. No tiene dolores, amores o decepciones; solo vive una vida camaleónica, mudándose de ciudad cada tanto ( para no despertar sospechas). El único poder que tiene es el del reflejo. Puede reflejarse en los sueños de otros.
Normalmente, aparece en los sueños de las madres cuyos hijos se va a llevar. En caso de no aparecer en sueños, es el rostro que se dibuja tras la madre cuando ella mira un espejo. Comienza como una premonición, para luego transformarse en una triste realidad !Si ellas supieran que sus hijos viven eternamente, no tienen sufrimientos ni dolores, ellas mismas los entregarían! !No tendría que robarlos de sus cunas mientras duermen!
Ustedes se preguntaran por qué lo afirmo con tanta convicción. Simplemente... porque lo creo.
!Ha!... !Ustedes no lo creen! Bueno, lo que me faltó decirles es que, por ahora, mi nombre es Lolita Torrez, tengo 25 años y nací en 1623, en algún punto entre el Hemisferio Norte y el Hemisferio Sur. Soy una persona común, de ésas que ven en cualquier día en cualquier calle; aparezco y desaparezco a mi antojo, ya tengo muchos hijos que heredarán la Tierra y soy conocida como: LA SEÑORA QUE NUNCA DUERME o LA DAMA DE LOS ESPEJOS.
By Mariela
Comentarios
Muy buena historia! Yo siempre he sentido que las fotos roban un pedacito de alma! Las fotos de alguna manera nos inmortalizan no?
besosss
Un abrazo.
Gracias por tu paso vecina