Una vez tuve un sueño y en él, la Literatura venía a mi encuentro.
Se presentó ante mí como una hermosa dama vestida de gala; era esbelta, curvilínea y azul
como la tinta que no deja de escribirla, pero la siente correr por las venas, aunque no
logre, entre oraciones, descifrarla.
Su figura parecía
una metáfora que me hablaba entre silencios; me sonrojó su impactante aspecto
y me sentí pequeña ante la magnitud
de su constelación.
Ella, en su infinitud, extendió su mano, tomó las mías
y me llevó a recorrer majestuosos caminos de significados eternos; de figuraciones abstractas;
de modificaciones continuas, de paroxismos etéreos o profundos; de paradojas insondables
que conviven a oscuras entre la lógica y el sentido común.
Y, suspirando un beso, rozó mi frente con su aliento
regalándome el secreto que habita en las palabras que no forman un verso,
en la rima que nunca se completa o en la métrica olvidada en el bolsillo de algún
viejo desuso.
Y fui feliz en su dulce abrazo, porque la sentí tan mía...
Una vez tuve un sueño y al despertar, supe que ella habita mi alma.
By Mariela
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Un abrazo, amiga